Por Lisbet Mejías Han pasado 66 años en los cuales presidentes americanos vienen y van, republicanos , demócratas, y hasta el primer mand...
Por Lisbet Mejías
Han pasado 66 años en los cuales presidentes americanos vienen y van, republicanos , demócratas, y hasta el primer mandatario negro de la historia estadounidense, en cambio solo con Trump es que estamos viendo un giro de estilo más agresivo con la política referente a Cuba.
Me refiero, para ser más exactos, que al parecer se trata de esa solución creativa de la que hablara su asesor para Latinoamérica, Mauricio Claver Carone en su visita a Panamá y que fue secundada por el encargado de negocios en La Habana, Mike Hammer y el solucionador de problemas difíciles del Departamento de Estado, Mike Kozak.
Más allá de los antes mencionados en tomarse fotos con la oposición leal y creada por régimen, esta nueva medida de revocar el estatus legal de los beneficiados por la I-220A y el Parole Humanitario, pudiera ser más que un proceso de migración a simple vista. No en balde, el régimen ha comenzado a poner el parche antes de que salga el hueco con la posible llegada de los deportados cubanos a la isla implementando decretos leyes como el 35 y el 370, anulando ambos el Derecho Constitucional a la libre expresión por la vía que desee el ciudadano.
En mi artículo anterior, Mariel en Reversa ( pueden leerlo aquí) sostenía la tesis de que este escenario era muy posible y Trump finalmente firmó la orden ejecutiva que puede dar pie a posibles cambios en Cuba, mínimo un estallido social.
Me baso en la tesis de que casi medio millón de cubanos que, potencialmente, pueden ser regresados, ya saben como se vive en un país de libertad que funciona bajo una Constitución que otorga plenos Derechos Constitucionales que establecen la Ley y el Orden en una sociedad. Estos cubanos definitivamente pueden ser la chispa detonante con la que tanto sueña el exilio en general.
Aparentemente los tiempos han cambiado y eso de la invasión obviamente nunca fue una opción para el departamento de estado americano. El control sobre la región, digamos el patio trasero, tiene ahora otra estrategia y no lleva drones. De acuerdo con mi previsión, puede ser que más allá de un simple proceso de deportación de la administración Trump, la intención sea de implosionar al castrismo desde dentro, con el retorno obligatorio de su nueva orden ejecutiva.
Con este panorama ya ni siquiera hace falta una invasión per sé, que ha sido el sueño húmedo de muchos en el exilio de Miami. Quizás, en este ajedrez político, lo que se esté buscando es que los cubanos sean los que inicien por su cuenta un cambio real en Cuba, sin necesidad de estrategias absurdas de la oposición conguera y pachanguera de Patria y Vida. ¿Será que de ocurrir esto, estarán buscando precipitar en el cubano la madurez política que se necesita para tomar las riendas del país?
Es por eso que sospecho que Trump pudiera ser el llamado a inducir el parto de la tan esperada libertad a la isla y quizás de ocurrir esa chispa que pudieran generar los retornados logren complicar tanto la situación que EE. UU. se vería obligado a intervenir de algún modo en su patio. Pero es bajo esa lógica que se podría generar el cambio real y no mediante una intervención directa como tanto quieren los anexionistas y otros retardados políticamente que tanto inundan la redes sociales.
Si vemos este escenario, parece ser el más temido por el régimen, porque no sería fabricado y controlado por ellos como al parecer ocurrió el 11 J, que al final demostró la estrategia de fabricar presos como monedas de cambio mediante la conga Patria y Vida para presionar a la administración de Biden a levantar sanciones en el Embargo hacia Cuba (por cierto, aún vigentes y que a Sol de hoy Trump parece olvidar).
A través de la Historia hemos aprendido que los cambios se programan con tiempo y Estados Unidos se dedica a poner y quitar regímenes porque es su mayor negocio. No lo digo yo por capricho sino es un hecho planteado por el economista estadounidense Jeffrey D. Sach, quien fue profesor de Harvard y director de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Puede ser que ya esta administración haya caído en cuenta que la oposición cubana no ha dado resultados directos en 66 años y estemos en presencia de la solución creativa que nos han planificado.
Y en este punto quiero detenerme y lanzar otra tesis aunque me llamen conspiranoica. Si Trump pensará de la misma manera que piensa el régimen castrista, antes de deportar a los “parolados” daría instrucciones para empezar una especie de “boot camp” en Guantánamo donde los futuros deportados serían preparados como líderes o agentes del cambio real en la isla. De esta manera EE.UU. no tendría que depender de la oposición infiltrada por el régimen y sí podría tener un mayor control del patio.
Con un buen entrenamiento, en Guantánamo por ejemplo, los que retornan solo tendrían que cruzar la línea divisoria de la base y una vez en territorio nacional ya sabrían cómo enseñarle a los de adentro la manera en que se vive en una sociedad libre. Siendo así lograríamos una especie de operación militar sin balas y pacífica como siempre ha querido nuestra oposición con la diferencia de que ellos ya no serían los protagonistas ejemplo: Ferrer, Rosa Maria Paya, Carolina Barrero etc, dando así el chance a cubanos de a pie a tomar las riendas del futuro político en Cuba. La historia es testigo de que cuando el hombre está preparado en su propia tierra para reclamar sus derechos constitucionales, no es necesaria una intervención extranjera y ahora es la oportunidad dorada para los cubanos asumir esa misión histórica.
Si entendemos la problemática cubana del cóncavo y convexo no sería difícil entender que más que política y manipulación de seres humanos a ser desplazados de un lado a otro del estrecho de Florida, esto sería una especie de golpe militar magistral sin necesidad de disparar un solo proyectil.
Según Kristi Noem, secretaria de Homeland Security, y es lo que llama la atención, Cuba aceptó el envío de un avión de deportados cada mes. De los 4 países beneficiados con parole (Haití, Venezuela y Nicaragua) solo Cuba aceptó y nadie lo está diciendo.
La lectura de este pequeño detalle de Kristi Noem, muestra que el régimen de algún modo ha aceptado esta medida de Trump porque ya vio lo que sucedió con Maduro al negarse a recibir a sus deportados, fuertes sanciones económicas fueron implementadas a las operaciones de Chevron y como todos sabemos Venezuela es igual a petróleo, que es igual a menos dinero para el régimen venezolano y con el dinero nadie juega mucho menos los tiranos.
En el caso de la dictadura cubana, parece que prefieren aceptar deportados sin protestas oficiales que anteriormente hacían, a cambio de que le dejen activo la orden ejecutiva de Biden de aliviar las restricciones del embargo que le permiten comerciar y recibir créditos de algunos bancos.
Solo nos queda esperar a que pasen estos 4 años, los resultados en temas políticos nunca se ven de inmediato pero sí son cuidadosamente planificados y al parecer el Departamento de Estado americano se ha encargado de hacerlo con Trump en la presidencia, por la sencilla razón de que el estilo anterior (Radio Martí, USAID y oposición cubana) por 66 años no han dado resultados.
Esperemos, un dia detras de otro y mientras tanto los dejo con lo que siempre digo #MuyFuerteTodo
Nota del Editor
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Yo quisiera creer que los que serán devueltos van a luchar por su libertad, no lo creo pues el cubano lleva muchos años viviendo con una doble moral. Aquí llegan a coger lo que ellos dicen le pertenece y allá llegarán para seguir lo mismo que han vivido, ájala me equivoque.
ResponderEliminarDesde los tiempos de Batista que fue el que comenzó la revolución e instaló el comunismo en Cuba, eso, como mínimo y por la instalación del comunismo porque ya venía desde que Marx lo presentó, amenazando a Cuba, no en vano en aquel mismo 1848 nos pusieron de bandera un trapo anexionista..., pues... desde que U$A con Batista alteró los destinos de la Isla, todo lo que dicte U$A, fue, es y será -posiblemente- por siempre, en complot con los monos que pone U$A al frente de Cuba, que, no en vano, es el único país que celebra el cumpleaños de C!A y FBI, cada 26 de julio.
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